sábado, 12 de febrero de 2011

El tsunami Bouazizi: Túnez, Egipto...


El 17 de diciembre pasado Mohamed Bouazizi un joven tunecino de 26 años se echó un bidón de gasolina por encima y se prendió fuego. El 4 de enero falleció a consecuencia de su acto de absoluta desesperación. 
Leer el magnifico reportaje El fuego de Mohamed, La llama que incendió Túnez de Juan Miguel Muñoz en El País del 23/01/2011.

Mohamed Bouazizi vendía  fruta con su carrito para mantener a su familia y conseguir que su hermana Leila pudiera ir a la Universidad, lo que él no pudo hacer, pero si tenía un enorme interés por aprender y sobre todo la determinación de mantener a  su madre y sus seis hermanos, cinco mas pequeños que él.
La policía le complicaba todos los días su trabajo de venta ambulante y Mohamed estaba harto pero aguantaba para poder ganar ese pequeño dinero para su familia, pero esa mañana la policía y una funcionaria indigna se pasaron del maltrato habitual, le tiraron la fruta y le pegaron y esto supuso el basta ya, el se acabó, el hasta aquí, el ya no aguanto más.

Desde aquel día en que este magnifico joven que ya ha pasado a la historia se inmoló se prendió esa llama de la rebelión que no es otra cosa que el hartazgo de una juventud que se ve sin futuro y estafada, manipulada y engañada. Esta juventud que incluso en países como Túnez o Egipto está interconectada a través de Internet y de las redes sociales como Facebook o twitter  y que en menos de dos meses ha acabado con dos dictaduras, y que ha estado dispuesta a todo, hasta pagar con la vida de varios centenares de ellos.

Esto no va acabar aquí pero tampoco va a ser exclusivo de los países árabes. Ojo con la juventud, todo lo que esta ocurriendo debería servir de aviso a navegantes y de motivo de análisis y reflexión no solo a los mandatarios políticos si no a todo aquel que tenga poder ya sea en una empresa, un banco o una iglesia para comenzar a cambiar las cosas cuanto antes. Las generaciones mayores están igual de hartas o más pero están acostumbrados a soportarlo todo pero la juventud ha comenzado a decir basta.

Los jovenes de los países europeos desarrollados también se sienten estafados y engañados. Por ejemplo porque después de haber dedicado mucho tiempo y esfuerzo a formarse de manera espléndida o no encuentran trabajo o les pagan un salario miserable. O les intentan coartar su libertad de movimiento en la red o les fuerzan para que acepten condiciones de trabajo de seudo esclavitud.

Estamos a tiempo de corregir el rumbo de estas sociedades cada día más injustas.