A los que no conozcan la filmografía de Bette Davis les invito a que lo hagan.
Encontraran varias joyas cinematográficas, sobre todo porque esta actriz, una de las mas completas de la historia del cine convertía con su genial interpretación cualquier argumento en una magnifica historia.
No me gusta hablar del argumento ni que me lo cuenten, no hay nada más emocionante que entrar al cine sin saber nada de lo que vas a ver salvo que se trata de una buena obra.
Actualmente los traileres que proyectan antes de la peli son desmesurados en tiempo y cantidad y nos cuentan las pelis, destrozándolas y eliminando cualquier emoción posterior.
En las décadas de los 40 a los 60 se produce en Hollywood el mejor cine, obras maestras una tras otra, creando los canónes de los que luego se ha venido nutriendo este arte y que han seguido todos los directores que han querido hacer obras de calidad.
Hablemos de La extraña pasajera, Now voyager, 1942, primera de las cuatro que Irving Rapper realizó con Bette Davis como protagonista y para mí la mejor y una de las más destacadas de la actriz.
De esta peli me quedo con una escena para la historia del cine: minuto 61. Charlotte ha vuelto de su largo viaje. Regresa transformada. Su madre sorprendida y asustada sube a su cuarto. Antes le ha dicho a su hija que tiene que cambiar el aspecto que trae.
Plano de la escena: La madre de espaldas, tan sólo se ve su cabeza, parte de la espalda y la mano que se apoya sobre un pie derecho del dosel de la cama.
Charlotte, no aparece en la pantalla. Sólo se oye su voz, firme y decidida, aunque pausada. Y le suelta a la madre el discurso de su independencia, de la ruptura de su tiránica tutela. La atmósfera es eléctrica.
Y la tensión dramática de la escena se condensa en el tintineo de los dedos de la mano de la madre sobre el dosel.
Esos golpecitos de los dedos sobre la madera, lo expresan todo.
Es una demostración magistral de la síntesis expresiva de este arte tan difícil.