lunes, 3 de noviembre de 2008

Obama o la esperanza de un mundo mejor

A los que contamos nuestros años por las esperanzas frustradas en la cosa publica, y ya van unos cuantos, no nos cansamos de ilusionarnos de nuevo cada vez que vemos una oportunidad.

En este caso es Obama o la posibilidad de que otro mundo es posible.
Sin ilusiones desorbitadas, pero si supone que no habrá más guerras, o como mínimo que habrá menos violencia y que tendremos un poco más de justicia redistributiva y que el hambre en el mundo retrocederá, el buen filete o el buen vino nos sabrá con menos sabor agridulce.

Nuestra mala conciencia igual nos deja conciliar el sueño.

Que se cumplan los pronósticos.